El partido de vuelta entre Independiente y Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana terminó en empate 1 a 1, pero fue suspendido debido a la violencia extrema en Avellaneda. El encuentro se detuvo a los 20 minutos del segundo tiempo debido a graves incidentes entre las hinchadas, que resultaron en enfrentamientos y heridos en el estadio Libertadores de América.
Los problemas comenzaron cuando hinchas de Universidad de Chile, que estaban en la Tribuna Pavoni Alta, robaron una bandera de los locales, iniciando el conflicto. Prendieron fuego a la bandera y lanzaron objetos, como butacas y botellas, hacia los aficionados de Independiente, que estaban en la parte baja.
A pesar de las advertencias del locutor del estadio y la amenaza de sanciones, los hinchas violentos continuaron. Se impusieron sobre los fanáticos de Independiente, causando lesiones a varios de ellos e incluso provocando que uno saltara de la tribuna. La policía no intervino, ya que Conmebol había indicado que no se debía controlar esa área, lo que llevó a una situación incontrolable. Finalmente, el partido fue suspendido de forma definitiva tras la violencia de la noche.